Ubicado en un sitio privilegiado, en pleno puerto deportivo de Gijón, (concretamente donde antes estaba El Puerto).
Consta de comedor en dos plantas y tiene una terraza exterior donde se puede disfrutar de unas bonitas vistas.
Ya en el interior, se palpaba una gran sobriedad.
Tras escoger en la carta y mientras traían lo pedido, obsequiaron con un aperitivo:
Crema de apio-nabo con sardina ahumada y huevas de trucha.
Los platos elegidos fueron:
ENTRANTES
Manzana caramelizada, queso Rey Silo, tomate y sardina marinada
Rico, pero el queso se lleva por delante el sabor de todo.
Vieira gallega, manzana verde, champiñón y plancton
Buenísima.
Huevo con pies de cerdo y trufa
Huevo con manitas de cerdo y trufa.
Rico.
Oricios y manzana
Puro oricio. Muy rico, pero te tiene que gustar el oricio ya que tiene un sabor muy fuerte.
En el exterior una especie de helado de oricio, muy rico.
En el interior oricio sin más, un placer comerlo a cucharadas.
El acompañamiento de la manzana verde muy bueno.
PRINCIPALES
Salmonete con pil pil de sus espinas y coliflor encurtida.
Desespinado.
Punto perfecto.
Muy rico y con el encurtido aún mejor.
Entrecot de carne roja
Aparte patatas fritas y pimientos.
En su punto.Muy bueno.
POSTRES
Selección de quesos artesanos
Presentación muy pobre, sin ningún acompañamiento de nada, quitando 1-2 que estaban suaves, el resto muy ricos.
Sopa de queso de cabra con avellanas y miel.
Buenisima.
El café, lo acompañaron de "petit fours", de frambuesas y Mascarpone, riquísimos.
El vino, un albariño, pa costar 20 €, lo encontré bastante normalillo.
Y como siempre en este "tipo de sitios", la bebida en mesa aparte y tienes que estar a expensas que lo sirva el camarero.
La cuenta ascendió a:
Resumiendo, el servicio bien, correcto.
La comida, me gustó. Muy buen producto.
Pero para ser una estrella Michelín, yo pido más.
Aunque la comida estaba rica, los platos en parte me decepcionaron un poco, me explico, a nivel de presentación, sobre todo los principales, estaban sosísimos.
El menaje muy clásico, aburrido, muy poco variado.
En estos dos aspectos (presentación y menaje), creo que tienen mucho que mejorar.
Desde mi humilde opinión, el tener una estrella Michelín, implica principalmente tener buena cocina, buen producto, platos creativos, arriesgados, por supuesto, pero creo que también debe contar como y donde presentan dichos platos y desde luego en comparación con otros sitios de su mismo nivel donde he estado, Auga se queda a la cola y con gran diferencia.
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