Arbidel

Restaurante con estrella Michelín en Ribadesella.

Sitio muy pequeño. En el interior apenas 8 mesas.
Tienen también una pequeña terraza en el exterior, (imagino que sólo en verano).
Recomiendo reservar.

Normalmente en un lugar así, aparte de buen producto, esperas más cosas, cosas que van implícitas en el título de restaurante con estrella Michelín y que repercute en el precio que pagas.
No sólo la elaboración, presentación, innovación y originalidad en los platos, sino que también cuenta el servicio, el menaje usado, los detalles en la decoración ...

Puedo decir que en Arbidel se cumplieron las expectativas en todos los ámbitos.

Las paredes estaban cubiertas de cuadros que casaban totalmente con el entorno y el menaje usado, diferente para cada plato, muy singular y personal.
El servicio no pudo ser más amable, presentando cada plato y si te veían dudar en algo, ofreciendo su ayuda, pero sin llegar al "servilismo" de algunos sitios "de alto copete", que conmigo lo que consiguen es el efecto contrario al que buscan y te agobian, (o al menos a mí me pasa eso).

Decidí arriesgarme a pesar de mi reticencia a ciertos alimentos (foie, aves, elaboraciones crudas, cremas, caza, casquería ...), sabiendo que en un menú desgustación podía tocarme varios de ellos ..., y no me equivoqué ...

Me decanté por el menú degustación más económico llamado Villadesella 2015, que tiene un precio de 35 €, y si optas por el maridaje, asciende a 50 €.
Cada plato viene maridado con un vino diferente.
Te sirven una copa por plato, que para mí fue suficiente.

Paso ahora a la descripción de mi experiencia a nivel gastronómico.

Antes de nada te ponen una selección de panes (multicereales, de tomate, con pipas y rústico). Todos riquísimos.
Además te dan la opción de ser acompañados por aceite.
Dejaron allí la botella de aceite que era variedad arbequina de Cáceres.

Este es el pan para el menú y no entra en el precio del mismo.


Comenzaron sirviendo los aperitivos/snacks.

Vichyssoise

Crema de puerro y patata con huevas de trucha y brotes.

Estaba rica pero a mí las huevas me resultaron algo desagradables por su fuerte sabor y su textura al comerlas.





Minitortos de camarones con caviar de algas

Una variedad de tortillas de camarón, usando de base un plato típico asturiano como son los tortos.
Muy rico.





Bombón de foie con compota de manzana y kikos.

Buenísimo y eso que yo no soy una fan ni mucho menos del foie.







Tartar de atún

Muy especiado, como debe ser y la verdad que me convenció.





Les siguió el plato denominado: Sensaciones marinas y vegetales

Plato espectacular tanto en sabor como presentación, con un gran colorido.
Según me dijeron consta de hasta 17 ingredientes.
No me acuerdo de todos, algunos de ellos eran centollo guisado, berberechos, sardina ahumada, gel de berberechos, hoja con sabor a ostra, esferificaciones de lima y limón, brotes, algas, guacamole, almendra azucarada, toffee de tomate...
En cada bocado encontrabas unos sabores distintos, dependiendo que escogía al azar la cuchara.

Este plato y los snacks fueron acompañados por un txakoli.



A continuación: Fabes "verdes" , texturas de calamar, manitas tostadas y salicornia.

Guiso de fabes con trocitos de calamar, con un crujiente de manitas y acompañado de salicornia, que es una planta marina carnosa.
Muy sabroso.

Acompañado de una sidra de nueva expresión, una sidra brut.
No me dió más por ella. (A mí la sidra, que me la den escanciada ...)



Siguió:  Rissoto de centollo y pil pil de langostinos

Exquisito.
Para mí un fallo, el vino que lo maridaba, un vino de jerez, con un sabor fuertísimo, más bien parecía coñac.
Yo sólo pude tomar un sorbo.



Se prosiguió con:  Merluza en emulsión de citronella, algas, setas y sésamo

Pescado hecho en su punto y muy bien acompañado de la citronella, que le aportaba a cada bocado un sabor ácido que le iba muy bien.

Aquí el vino escogido fue un Protos blanco.



Le siguió: Roast beef de pato, con chutney de higos y kalamata (variedad de aceituna), piña y mostaza.

Plato con una bonita y colorida presentación .

Siento decir que sólo pude probar un trocito, no pude con el pato.

En este menú superé algunas de mis "fobias", (foie, alimentos crudos ...), pero con el sabor del pato no pude.

Por otro lado los chutneys estaban muy ricos pero no terminé de ver su integración en el plato.

El vino ofrecido para acompañarlo fue un vino joven sin paso por barrica con D.O. Penedés.



Se finalizó con los postres.

Frixuelo de afuega`l pitu, reineta, toffe de avellana y caramelo

Una palabra, delicioso.

Una pega, debido al calor el helado de caramelo lo tuve que comer a toda prisa porque se derretía a pasos agigantados y no pude disfrutar más tiempo de este postre.







Fresas estofadas, remolacha agridulce, almendras amargas y yogurt griego

Aunque me gustó más el postre anterior, éste estaba también buenísimo.

El yogurt griego estaba en dos texturas, en yogurt y en helado.

Lo que no me pegaba mucho en el plato era la remolacha, que estaban en dos formas en salsa y tipo membrillo, imagino que quería aportar un toque más dulce, pero a mí me sobraba.



Los postres se acompañaron con un vino generoso de naranja con D.O. Condado de Huelva, que no me gustó mucho.

La verdad que no dieron con mi gusto en vinos.



Para terminar pedí una menta poleo, que la acompañaron con unos petits four, una palmerita y una moscovita.

Visto lo visto y sobre todo comido lo comido, considero que el ágape resultó bastante asequible.

Concluyendo, sólo puedo decir que estoy deseando que cambie el menú para volver.