Consta de una parte delantera de sidrería y de un comedor bastante amplio en la parte de atrás que tiene vistas a la bonita playa de San Lorenzo.
He estado varias veces allí, tanto tomando sidra, como comiendo o cenando y tengo que decir que siempre el servicio y la cocina fueron buenos.
Pero hoy voy a darles un pequeño tirón de orejas ..., tengo que hacerles una crítica negativa por lo que me sucedió.
No tenía mucha hambre y simplemente me apetecía picar algo, al pasar por delante ví que tenían anunciadas mini tapas con muy buena pinta.
Me pareció la opción ideal para lo que quería en ese momento.
Lo único que se especificaba era que el servicio sólo en sidrería y de martes a viernes.
Entré, me senté en una mesa de la zona de sidrería y al preguntar por ellas me dijeron que no podía pedirlas porque los viernes sólo las servían en la barra, con lo que me sentí un poco "engañada".
Creo que lo correcto sería que se especificara en la pizarra donde las anuncian.
En cuanto a las tapas que tomé finalmente:
Surtido de tortos
Y es que con los tortos soy bastante exigente, ya que estoy acostumbrada a comerlos de toda la vida (mi madre tiene muy buena mano para ellos) y ahora que están tan de moda, que te los puedes encontrar en cantidad de sitios, creo que sólo en uno, consiguieron que saliera satisfecha con el resultado.
(He de decir que a veces incluso los hechos por mi misma no me convencen al 100%).
Otra cosa es con lo que estaban acompañados.
1- Micuit de oricios. El micuit no es mi alimento preferido precisamente, (no llevo muy bien la textura) pero he de reconocer que tenía un sabor rico y se notaba bastante el gusto a oricios.
2- Crema de queso 3 leches de Pría. Realmente bueno.
3- Tacos de bonito con chutney asturiano. También riquísimo.
El bonito estaba muy rico, (es su época) y el chutney que explicaron que llevaba cebolla, zanahoria, pimiento verde, pimiento rojo, calabacín, berenjena y manzana, asados y macerados como encurtidos, le iba perfectamente.
Cachopinos
Por el precio 18 €, los encontré algo pequeños, la guarnición un poco escasa y lo que me sobraba desde luego era el cuenco con la salsa de queso. Lo considero un poco redundante, ya que el cachopo también lleva queso.
Eso sí, estaban muy buenos, la carne se deshacía en la boca y de sabor muy ricos.
De postre
Coulant de chocolate negro, acompañado de helado de frambuesa, con un crujiente de caramelo y praliné de avellanas.
Buenísimo.
La cuenta quedó así:
Para finalizar decir que el servicio como siempre muy bien y el camarero muy agradable.
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